Cuando los alumnos se van.

 Cuando los alumnos se van

Cada instante vivido, permite transitar por las diversas emociones, éstas, cohabitan con nosotros, están ahí, listas para salir en los momentos detonantes y precisos. Deseo compartir con ustedes, una radiografía emocional, que fue tomada en el laboratorio de la vida. Hay momentos que llevan implícita esta necesidad de fotografiar el alma, hurgar entre los sentimientos y traducirlos a palabras, porque éstas, son el vehículo del pensamiento.

La palabra emoción se deriva etimológicamente de movimiento, impulso, agitación del ánimo; por lo que, al exponerse a un estímulo determinado, la reacción del cuerpo es producir reacciones fisiológicas. Algunas personas somos más emocionales que otras, la capacidad de experimentarlas y sentirlas es innata, sin embargo, se puede aprender a dominarlas, a esto se le llama Inteligencia emocional y uno de los psicólogos que aborda esta temática es precisamente Daniel Goldman (1995).

Entre sus principales fundamentos se encuentra la conciencia emocional, el autocontrol, motivación, empatía y la habilidad social. Es todo un proceso interno que una vez adquirido permea al contexto externo.

Como docente, he experimentado estas emociones una y otra vez, brincando entre las ambivalencias propias del ser humano: de la paz a la intranquilidad, de la alegría a la tristeza, de la calma a la tempestad, de la seguridad en lo que hace y dice a la experimentación de miedo y angustia por no alcanzar a cubrir los propósitos educativos; por la zozobra experimentada cuando los andamios de la enseñanza aprendizaje diseñados no alcanzan a ser percibidos por el alumnado; la búsqueda incesante de métodos y técnicas de enseñanza que favorezcan sus distintos estilos de aprendizaje; fomentar la resiliencia personal ante los embates que la vida va asentando, la flexibilidad para adaptarse a los cambios, el desgaste y agotamiento que produce el conocer los problemas personales del alumnado, entre otras muchas sensaciones y experiencias que se transitan dentro del campo educativo.

Debido a la situación pandémica, hemos trabajado en línea por dos semestres, pero hoy quiero hacer referencia, a las emociones experimentadas el día que tuve la oportunidad de conocer a mis alumnos personalmente; ellos, están a punto de concluir su formación profesional en la especialidad de maestros de español en educación secundaria.

Primeramente, quedé impactada por esa juventud que emana de su físico y actuar; esa etapa, es un estado que precede a la edad adulta, se encuentran en un constante proceso de formación, navegando entre las ansias de diversión, esparcimiento y juego y las que la madurez de su pronta profesión e inserción al mundo laboral les exige, tanto moral, como ética y social.

Algunos han adelantado su proceso, son esposos, padres, madres, y enfrentan la responsabilidad compartida de ser estudiantes y proveedores del hogar, fincando en su futura profesión las esperanzas de un mundo mejor para ellos y sus familias.

El brillo de su mirada es tal, que alcanza a alumbrar aún en completa oscuridad; su sonrisa franca y abierta, irradia el jolgorio de la naturaleza, atrapando los distintos sonidos que producen armonía, paz y bienestar en quien tiene la dicha de observarles y escucharles.

Su conversación es instantánea, alegre, alude a mensajes que brotan como manantial de frescura y cordialidad, acompañada de carcajadas, bromas y expresión gestual.

Entonces, me congratulo de haber formado parte de sus vidas, porque finalmente ese es el transitar del maestro, apoyar, guiar, formar, y, sobre todo, llegar al corazón de quienes serán los encargados de sostener la antorcha de la educación por muchos años.

Comprendo, que aún con los adelantos tecnológicos en puerta, nada suple a la presencia física; el reconocer ese rostro, verse reflejado en sus pupilas, sentir el calor que emana de su corazón «aun sin tocase»; encontrar la esencia de su personalidad en medio de los trabajos recibidos, de las interacciones virtuales efectuadas, de los diálogos mediados por una pantalla digital; la vida nos brindó la oportunidad de convivir personalmente, sabiendo que la convivencia es una de las competencias que está en constante desarrollo, que fortalece a la persona y a la otredad, porque en la medida que nos conocemos y comprendemos a nosotros mismos, podemos interactuar con el otro, brindando apoyo emocional e irradiando esa sinergia tan necesaria para sobrellevar las problemáticas diarias que la vida pone en escaparate.

Recuerden que las lecciones que esta maestra les brindó, llevan implícita la finalidad de
dejar huella en mano, memoria y corazón; de tal forma, que no duden de prodigarlas y esparcirlas por su camino pedagógico, ya que las enseñanzas, son como semillas que se van dejando en el trayecto, y al paso del tiempo, cuando vuelvan sobre sus pasos, encontraran los brotes y ramilletes florecidos aún en las zonas que parecían más áridas.

Recuerden que la lectura es la herramienta principal para el acceso al conocimiento, la investigación educativa, es el sendero que va mostrando los recovecos y urgencias de actuación; pero, sobre todo, nunca dejen de predicar con los valores universales, amen intensamente lo que hacen, sientan esa pasión de Ser, Hacer, Conocer y Convivir con y para sus alumnos, compañeros y escuelas donde presten sus servicios. Sobre todo, nunca se olviden de agradecer a esta su escuela mater, que hoy les dice “hasta pronto”.Cuando 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Componentes de un historieta